viernes, 20 de febrero de 2015

Es extraño.

Dicen que el amor es
la práctica de un poder humano.

Me siento el ser más débil del planeta.

Mi conciencia se reduce a una fantasía perpetua,
me imagino menos niña, más mártir.

Entregarse para enriquecerse,
en el sentido menos material del término.

Es extraño el mecanismo,
vaciarse para revertir la entropía,
agotarse hasta revivir.

Paradojas de la existencia
que no aprehendo.

Y me muero.

Me desangro por goteo,
lo mancho todo
en silencio, en un ejercicio de
egoísmo consciente.

Y de nuevo, ese sueño,
escucho el traqueteo furioso,
siento la vibración del suelo
pero soy incapaz de apartarme.

Despierto.

No hay tren. Pero me arrolla
la cuenta atrás
y una larga lista de grandes errores
por cometer.

Y me muero.

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