martes, 6 de enero de 2015

Trampa

Podría escribir
los versos más mediocres esta noche
para ti,
que me das el pan de cada día
una vez por semana
y seguir hundiéndome
en este amor movedizo.

Sigo deseándote
un golpe de alegría fulminante
e irreversible,
sin la necesidad de tenderle a nadie más
esta trampa química,
sin esa ambición desmedida
por coleccionar taquicardias,
consumir personas,
y vender besos con obsolescencia programada.

Tu respuesta será la de siempre,
un rotundo quizás
en clave de engaño sostenido,
porque intentar quererte
es como esperar indefinidamente 
en la puerta de embarque de un aeropuerto
justificando todos los retrasos.

Y esto
es solo el final.

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