viernes, 26 de diciembre de 2014

Descalabro.

Con delicada brutalidad
detona en su pecho las palabras justas,
llenando de grietas su aliento.

Los bichos, chirriantes, se cuelan por las brechas
blanqueando el destierro,
endiosados en el néctar descompuesto.

En un ademán tiránico
le astilla las costillas
sin alboroto,
sin disfrazar la aversión,
rechinando los colmillos de placer
como los lobos de lluvia
que merodean en manada, salivando por acabar
a dentelladas lentas
con los despojos del desastrado.

Velma,
orgullosa de haber desmembrado con su lengua,
sin rocas,
sin aceros,
al ser que quiso permanecer a su lado a pesar
de todos sus defectos,
guardará orgullosa las tibias
como reliquias de su fortuna torcida,
de la malquerencia lujuriosa,
germen del descalabro.

jueves, 25 de diciembre de 2014

*

Su interés por las vidas ajenas era, cuanto menos, preocupante. ¿Por qué sería que siempre le obsesionaban la vitalidad y la alegría del resto de humanos?

¿Por qué sería, que desde aquel verano en que una cámara había llegado a sus adolescentes e impecables manos (de quien nunca ha escalado un árbol o sufrido un esguince intentando saltar por encima de sus posibilidades) no había podido parar de apretar el obturador? Una imagen para cada instante. Una obsesión para cada segundo: unas manos, el trasiego del centro, una rama...

Cada detalle del mundo le intrigaba sobremanera. No había un átomo del planeta que no le plantease un millón de incógnitas. Quizás por eso creció tan llena de dudas, con la única certeza de que si algo existía su cámara lo aprehendería, aunque luego ella tardase siglos en descifrarlo.

La sorpresa es, al fin y al cabo, una actitud vital, y ella jamás pareció haber superado ese estado de perplejidad primigenia.

Hasta que su objetivo se topó, claro, con ELLA.
Y todas las preguntas se concentraron en torno a sus pupilas.
Y todas las respuestas fueron a dar a su boca.

martes, 23 de diciembre de 2014

(Des)control.

Es siniestra
tu forma de tocar. Cabrían
                                          [mil infiernos en tus manos.

Te recreabas en mis temblores
y yo me cosí los labios
solo para recuperar la sensación
de (des)control.

Ya me había acostumbrado
a besarte
como un acto de fe,
a imaginarte
tan imperfecta como yo
en tus pecados
                                    [radica tu esencia.]

En mis pesadillas más eróticas
derrumbo el altar en el que te encumbré
y volvemos a mirarnos a los ojos,
en medio del mundanal silencio.

Ya no eres la chica de la canción.

domingo, 21 de diciembre de 2014

La Hoguera

Hizo borrón y cuenta nueva. Quemó todos sus bártulos. Cada diario, cada camisa; hasta las toallas de mano. Qué reconfortante, quemar. Sin caer en la piromanía. ¡Qué balsámico el fuego! Sentía como si sus sueños de juventud se hubiesen traspapelado entre facturas y planos. Su inocencia, extraviada. Su curiosidad, cogiendo polvo en algún cajón. Se sentía esclavo de un pasado ya inevitablemente vivido. Y todavía no alcanzaba los veinte. ¿Sería siempre así? ¿Un progresivo deterioro de sus principios, ilusiones, ideales...? ¿Cómo aguantaban los demás? ¿Cómo habían pasado de los cuarenta? Le parecía un reto inasumible sin drogas. Y así, atracó su primera farmacia. Así eludió su libertad, abdicó de su libre albedrío dejándose caer en uno de los muchos porvenires posibles, sabiéndose un ser totalmente gratuito, milagrosamente no extinto, vendido a la posibilidad permanente de dejar de ser.

Constantemente se producen y se destruyen cosas en el universo. Aquella noche de San Juan, ardió mucho más que madera y malos recuerdos. Ardió en una sobredosis infinitesimal el hijo de nadie, el amigo de todos. Ardió como un mar en calma, cerrando el círculo de su despedida en otra pira.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Amor*

*Nombre de un Asteroide, descubierto en 1932, que roza
la órbita terrestre permaneciendo sin embargo en su exterior.

Llevo una eternidad en órbita a tu alrededor, sin llegar sin embargo a rozarte nunca. Las leyes de la astrofísica han dictado que no me corresponde a mi ese privilegio cósmico y yo, sumisa e impotente, me hago a un lado, a millones de años luz. Me concentro en las insignificancias terrestres que sí están bajo mi control, como las transformaciones que sufren está hoja en blanco, la arcilla que se expande entre mis manos o la mezcla exacta de ron y Coca-cola de esa copa.

Tú, puede que junto a los Quasar uno de los objetos más luminosos del universo, pareces ignorar este inaudito fenómeno astronómico y te desentiendes de mi desasosiego. Realmente esto es lo más cerca que puedes estar de alguien. Por eso respeto tu fugacidad. Sigo dando vueltas consciente de que desviar mi trayectoria hacia alguna otra estrella vecina, no resultaría mas que en un insostenible invierno. Un espanto cuántico, en definitiva.

Quizás eso sea el amor.

*Sin embargo, algunos estimados colocan la probabilidad 
de una colisión tan alta como cada 100 años.


martes, 16 de diciembre de 2014

Otoño en el mar

Dio con sus huesos
barnizados de sal
en un barco sin bandera
cargado de flores
y sake.

Todo olía
a cerezo
y a tormenta,
todo era
extranjero
sin dejar de ser familiar.

Se preguntaba
cómo distinguiría el otoño en el mar
sin hojas que lo cubriesen todo,
porque allí el azul es todas
y cada una
de las estaciones del año.

El rojo es la vida
desparramándose
sobre la cubierta de un barco.

El mundo es una mentira
muy lejos y muy fuerte,
una burla a la soledad
en la inmensidad líquida.

No hay paraguas,
ni familia ni librerías.

La añoranza flota naufraga,
las mentiras se ahogan,
y las verdades quedan a la deriva,
frente a la costa
sin que nadie les haga mucho caso.

Todo lo que decía
le sonaba a confesión.

Todo lo que escuchaba
a lección de Sócrates o Platón.

Rodeadx de agua
no perdió el gusto por la lluvia
ni el silencio,
aunque algunas noches,
en sus pesadillas
sus manos se hacían tierra,
sus pies acababan siendo barro
y el océano

                                 [un lodazal.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Cambalache.

Nos tiramos de cabeza el jueves
y acabamos por hundirnos el domingo
pero se agota el oxígeno y no sé
si seremos capaces de compartir
la última bocanada, tan buenos,
tan valientes.

Es una posibilidad
como la de que te alcance ese cuchillo
o que te cruces en el ascensor a Ray Charles.

Triple mortal
y en un antro de Moscú
reencuentro tu voz
un poco más quebrada.

Te has saltado todas las salidas.

Fuerzas un cambalache absurdo, por innecesario,
pero que te reconforta,
que podría ser la red que te recoja al caer.

Me vuelvo a vender.

El chico del sombrero
te agarrará fuerte de la mano.

Diez minutos antes de salir corriendo
te susurrará al oído
una canción de Patti Smith
con la vista clavada en un plano de Manhattan.

Yo seguiré en picado una o dos eternidades más.

Para cuando toque el suelo
esta habitación ya habrá estallado.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Fundido al negro


Tu carmín rojo,
mi melancolía azul,
el otoño anaranjado
y el verde de la bolsa
en la que has abandonado
todos mis regalos

[Es el arcoiris más triste del mundo.]

La luz blanca de la cocina
concentra todo el espectro
de tonos de tu huida.

Yo bajo todas las persianas,
hago saltar los plomos
para borrar de oscuridad
tu rastro.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Y las oficinas y los aeropuertos.

A la gente que quiero
se la va tragando la tierra
y las oficinas
y los aeropuertos.

Y me voy quedando sola.
Y sola
no tengo ningún sentido.

Sola me quedo lamentando
haber pasado tantas horas aquí adentro
y tan pocas allí afuera.

Ellxs siempre cuidando de mi
y yo siempre huyendo
en círculos concéntricos
desde el epicentro
de mi estupidez.

Sola me quedo esperando
en un charco de angustia
a que me trague la tierra
o el mar
o el cielo.


martes, 9 de diciembre de 2014

Al mar caer

Desde aquel faro blanco
al borde del fin
del mundo
entre campos de hierro verás
la torrencial rabia de una piel
                                             [traicionada.
Tiritando,
encadenadxs a las rocas
al pie del acantilado
dejamos que suba la marea mientras nos gritamos
y nos recubre un rencor negro
y viscoso.

Aquí vienen a morir las sirenas,
a aullar su despedida a la reina
de las mareas,
viendo las estrellas caer al mar
y al mar
caer en nosotrxs.



lunes, 8 de diciembre de 2014

Te quiero. O no.

Por tanto tiempo queriéndote,
sin saberlo,  sin retenerte, sin
demostrártelo.

Por tantos años te he dejado
pululando por mis rincones 
olvidados, por zonas comunes,
anodinas, solo huyendo 
a mi refugio, con mis monstruos y
mis tormentas sin 
pensar nunca en los tuyos.

A tu lado 
sin contar contigo te he amado
como una cría
egoísta e
inconsciente.

Demasiado inmadura para ver más allá 
de los disfraces de
los juegos de palabras.

Demasiado asustada para
querer mirar a los ojos de
nadie.

Te quiero ¿te quiero?
Te he querido ¿te he querido?
¿O quería solo mi reflejo
a tu lado?

Te quiero. O no.
Quiero tus abrazos 
o los de cualquiera, quien
sabe.

Quiero quererte, 
quererte bien. Y no está mierda narcisita
que hago que no le llega al amor
ni a la suela del zapato.

No sé si te quiero. Pero sé
que me muero por quererte.

A menudo vivo en la ilusión de que 
en el fondo quieres que te quiera e
interpreto tus gestos más leves y
triviales
de forma que se conviertan en grandes
esperanzas
para poder seguir amándote 
(en silencio)

hasta que nos sincronicemos
irremediablemente.

Yo mientras sigo amándote
sin tu permiso,
furtivamente,
cuando no estás mirando
cuando estás mirando a otras, sin poder
ver mis ojos ni
mis ridículas esperanzas de que un día
pueda quererte en público, delante de tus narices sin
esconderme ni sentirme 
absurda. Sin 
estas ganas de llorar 
intempestivas.

Sin canciones que rompan
todavía más
los pedazos de mi corazón
helado y cobarde.

sábado, 6 de diciembre de 2014

A ras de cielo.

Será por llevar la contraria
por sistema,
pero a mi el otoño me alegra
y en primavera
lloro más de lo habitual.

Más que por alergia,
por una nostalgia crónica
que la luz exacerba.

Que igual que las hay que nacen con
los ojos claros o
el pelo negro,
están las que vienen al mundo
con la melancolía debajo del brazo
y la lágrima siempre
a ras de cielo.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Vela X

Hay una mujer histérica
susurrando muy alto
que es todo precioso
y que somos unxs cretinxs
por ignorarlo encerradxs aquí adentro
con la cabeza anegada de chorradas,
el alma en una vitrina de plástico
y las sábanas heladas.

Dice que tenemos el ego enganchado
a un anzuelo de unos y ceros,
que nuestra felicidad resulta inverosímil,
débil,
poco creíble,
propia de un niño de parvulario
o de un psicópata.

Se lamenta de la moda de fruncir el ceño
para parecer más inteligente
o más lelx según la conveniencia,
de la fingida indiferencia
cuando algo se rompe por dentro.

Maldice la extinción del verbo
"contemplar",
del razonar por placer
y no por diplomas,
del pensar lento y trabajoso
                               [que petrificó Rodin.

Clama al suelo
porque "pensador" sea casi sinónimo
de una profesión y no de ser
humano.

Rompe una lanza por la poesía
antiinercia que fragmenta
brevemente el tiempo
y da una tregua 
                            [a la conciencia.

Sorprendentemente recuerda las madrugadas ganadas, los encuentros furtivos, los amores intempestivos...

Hay una mujer histérica
(susurrando muy alto).

Se la lleva un enfermero.















jueves, 4 de diciembre de 2014

Amanezco más rota o El Otoño

Algunos días,
amanezco más rota que otros y el único modo
de mantenerme entera
es fugarme del mundo
y cobijarme en ti,
en tu pensamiento,
en tus manos.

Amanezco nublada y caduca,
mimetizándome con el otoño
voy derramando nostalgias por el pasillo
y tinta por las aceras.

Camino hacia ti entre el fango, 
con las ideas oscuras 
y el espíritu embarrado.

El mundo es hostil,
el ruido me desorienta
y la gente es gente y
se va apartando, tu 
te quedas quieta, 
esperando.

Me limpias paciente
y no preguntas
cómo me he manchado

Eres ternura
con la niña sucia
que volvió llorando 
                                   [del parque.

Yo soy un poco menos menguante
y un poco más compacta.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Hordas de poetas

En un hueco
muy pequeño
se esconde la mirada
de la humanidad.

Se esconde de ministros
y toreros,
de tanques y titiriteros.

Por ella aún luchan
tropas de pintores,
hordas de poetas,
una armada de escultores
que dan valor y sentido
a tanta sangre derramada,
a vidas inacabadas,
a la vergüenza más arcaica.

Me temo que hacerse mayor
sea acostumbrarse
a esta rabia estancada,
resignarse a ver la dignidad pisoteada 
todas las mañanas.

Es crecer o hacerse grito,
echar sal a la vergüenza del verdugo,
y no profanar los ecos que se desangraron
para que otros pudieran resonar.

Por los fusilados,  los caídos, los marcados,
hay que seguir luchando.

Hay que empezar a luchar.



martes, 2 de diciembre de 2014

Mi mejor verdugo

He dicho "te quiero"
miles de veces
aunque ninguna en voz alta
como si al decirlo fuera a perder
ese derecho,
como si mi amor no fuese suficiente-
mente bueno o importante como
para tocar el aire,
como si no mereciese la pena y
a nadie le importase
                                              [escucharlo.

He gritado algún "te quiero" al borde
de un precipicio dentro de mi cabeza
en un lugar en el que lanzo el miedo al vacío
y lo único que queda
es amarte a cielo abierto.

He susurrado incoherencias buscando
atajos emocionales que no me expusiesen
a tu mirada a bocajarro.

Igualmente  me has fusilado,
solo que he sido tan cobarde
que ya van más de siete vidas 
y en cada una de mis muertes me he arrodillado, y tu,
cansada de este genocidio de mi,
cada vez me dedicas menos balas.

Has sido mi mejor verdugo,
con ningún otro he disfrutado tanto
ni he sentido tanto pánico.
Algún día mis últimas palabras 
serán un "te amo", o incluso un
"ti voglio bene assai".

Mientras tanto, 
no dejes de matarme con tu amor de guerrilla
que aunque no lo oigas
en otra dimensión me he quedado afónica 
de repetirte al oído que ese último latido
también iba por ti.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Desubicada


Vosotros querríais que yo fuese más
como ellas,
más delicada, mejor vestida, menos huraña
menos como yo.

Nunca os habéis quitado esa espinita ni yo
esa capa de decepción que luzco
remediable pero resignadamente
por la vida.

Prometo que no era mi intención,
que una y mil veces intenté cambiar
pero no supe por donde empezar a rehacerme.

Quería, no, ansiaba,
encajar en el patrón
pero en cada intento estaba más dolorida
más ahogada,
más temblorosa.

No recuerdo mas que un par de momentos
de aquella vida en que no me sintiera
desubicada.

Perdonad si no vuelvo.
Perdonad si he ido
a encontrarme demasiado lejos, aún
mirándoos a los ojos.

Perdonadme,
por no ser
mas que lo que veis.

O no me perdonéis nunca.