viernes, 5 de diciembre de 2014

Vela X

Hay una mujer histérica
susurrando muy alto
que es todo precioso
y que somos unxs cretinxs
por ignorarlo encerradxs aquí adentro
con la cabeza anegada de chorradas,
el alma en una vitrina de plástico
y las sábanas heladas.

Dice que tenemos el ego enganchado
a un anzuelo de unos y ceros,
que nuestra felicidad resulta inverosímil,
débil,
poco creíble,
propia de un niño de parvulario
o de un psicópata.

Se lamenta de la moda de fruncir el ceño
para parecer más inteligente
o más lelx según la conveniencia,
de la fingida indiferencia
cuando algo se rompe por dentro.

Maldice la extinción del verbo
"contemplar",
del razonar por placer
y no por diplomas,
del pensar lento y trabajoso
                               [que petrificó Rodin.

Clama al suelo
porque "pensador" sea casi sinónimo
de una profesión y no de ser
humano.

Rompe una lanza por la poesía
antiinercia que fragmenta
brevemente el tiempo
y da una tregua 
                            [a la conciencia.

Sorprendentemente recuerda las madrugadas ganadas, los encuentros furtivos, los amores intempestivos...

Hay una mujer histérica
(susurrando muy alto).

Se la lleva un enfermero.















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